En respuesta a un ciberataque significativo, el fabricante de automóviles de lujo Jaguar Land Rover (JLR) se vio forzado a paralizar la producción en su planta de Halewood y a cerrar su infraestructura global de TI. La brecha de seguridad, que se reportó por primera vez el lunes 1 de septiembre, provocó una crisis operativa generalizada y requirió una acción inmediata por parte de la empresa para mitigar el impacto.
Impacto en la producción y el personal
La interrupción resultó en el cierre inmediato de las operaciones de fabricación. A los trabajadores de las instalaciones de Merseyside se les instruyó que no se presentaran a sus turnos. El personal de producción informó haber recibido correos electrónicos alrededor de las 4:30 a. m. del lunes, notificándoles que no fueran a trabajar, y un turno que ya estaba en la planta fue enviado a casa.
En una comunicación a sus empleados, JLR confirmó que «JLR se ha visto afectado por un incidente cibernético» y que tomaron «medidas inmediatas para mitigar su impacto cerrando proactivamente nuestros sistemas». La suspensión de la producción, inicialmente planeada para el lunes, se extendió hasta el miércoles, lo que subraya la gravedad del «problema global del sistema de TI» de la empresa.
Seguridad de los datos y recuperación
A pesar de la «grave» interrupción, la empresa ha intentado tranquilizar a sus clientes. Un comunicado de JLR, citado por ECHO, afirma que «en este momento no hay pruebas de que se haya robado ningún dato de cliente». La empresa ha priorizado restaurar su infraestructura digital, explicando que están «trabajando a buen ritmo para reiniciar nuestras aplicaciones globales de forma controlada».
La tarea de reactivar los sistemas interconectados después de un ciberataque es un proceso meticuloso, cuyo objetivo es asegurar que la amenaza esté completamente neutralizada antes de reanudar las operaciones.
Por ahora, las líneas de montaje en Halewood permanecen detenidas. Este incidente destaca la creciente vulnerabilidad de la industria automotriz a las amenazas digitales y las severas consecuencias operativas y financieras que un ataque sofisticado puede causar. El alcance total de la interrupción y el cronograma para la recuperación aún están siendo evaluados mientras los equipos de JLR trabajan para resolver la crisis.